" Así como leer me ayuda a volar, escribir me ayuda a expresar emociones, dudas e ideas. Encontré en este blog la forma de compartirlo. A través de "mi catarsis" para entender el momento que marcó mi vida, "mis pequeños cuentos" que son el camino a seguir para aprender a ser un buen escritor, y simplemente las "charlas del día a día" referidas a aquellas cosas que siempre pensamos serían fáciles y hoy se nos hacen cuesta arriba, todo lo aquí escrito surge de mis emociones y de mi alma, es mi marca registrada".



Nunca deixes passar sem viver bem vivida uma
hora feliz que lhe oferece a vida, por mais absurda ou proibida, pois nao
encontras ao pasar pela vida outra hora feliz por esa hora
perdida!!!


domingo, 22 de marzo de 2015

Speechless


Desde que tengo recuerdo hablo mucho. No siempre me molesta que me lo recuerden salvo el tono y la expresion de los ojos, a los casi 36 años ya puedo reconocer cuando me lo dicen con onda y cuando no. Me gusta hablar, también me gusta escribir y escuchar, aún cuando pareciera que estoy dispersa presto mucha atención y tengo una memoria a veces insoportablemente intensa. No muchas cosas me dejan sin palabras y si no las tengo las invento lo que ha llevado a alguna que otra amiga a llamarme delirante. La fantasía pareciera un mundo reservado para los niños, será por eso que hay tantos adultos infelices. Me han dicho loro parlanchin, "bla bla", aunque se que fue con onda aún viniendo de un francés, se ve que hasta en ingles hablo quizás demasiado.
Luego de despestarme a las 7 40 am de un domingo, al son de "arriba dormilona" mi pequeño hijo de 3 años me pidió que le leyera un cuento. Quien escribió el pequeño cuento eligió contar que una vaca estaba enamorada lo cual obviamente en su pequeña cabeza solo podia traer una pregunta.  Mamita vos estas enamorada? Solo se me ocurrió decirle: si mi amor, sabes de quien? Si mami de mi papito. Y solo pude hacer silencio hasta que todas las piezas narrativas se acomodaran y pudiera elegir las mejores palabras, siempre pensando en no decir más de lo que quiere saber, respetando mi premisa de no mentirle y tratando que mi alma no se acongojara.
Por una milésima de segundo pensé no mi sol el amor no es solo para parejas. En este tiempo pude entender que estoy rodeada de amor, que el único amor que no tengo es ese, el de un compañero pero solo por un  momento quizas largo, corto o indefinido, quizas algún dia vuelva a amar de esa manera, pero podría decir hoy que estoy enamorada de mi hijo? De mi mama? De muchas de mis hermosas amigas? De mi primita? De mi ahijada? No es estar enamorado una sensación de bienestar, un par de cosquillas raras.  Mi hijo es una cosquilla constante, mi mamá la cosquilla mayor ,  mis amigas las cosquillas risueñas y porque no las cosquillas del abrazo que cura, mi primita y ahijada las cosquillas nuevas. Podria decirle a mi hijo que estoy enamorada, si! de algo asi como del amor en general como un sentimiento que une.  Pero como decirle que no hay cosquillas por ese amor que él pregunta cuando él nació  porque ese amor existía y si bien cambió su forma  no volverá a ser lo que era. Como mierda se explican esas cosas a un bebe de 3 años que quiere saberlo todo.
Solamente él puede dejarme sin palabras.

jueves, 13 de marzo de 2014

Adaptación

Hoy te vi llorar. Te he visto llorar infinidad de veces, algunas por miedo, por cansancio, por dolor, también por angustia, pero hoy te vi llorar porque decidimos soltarte la manito. Decidimos que era tiempo de que el mundo sea parte de tu vida, tiempo de que inicies ese camino de compartir, comunicarse y ser parte de un entorno que no te es propio sino que será siempre compartido. 
Te vi llorar con congoja y el alma se me achicharró, quizás se mezclaron sentimientos como la culpa por obligarte a vivir esta nueva emoción, la impotencia de saber que es algo por lo que tenes que pasar, la imperiosa necesidad de rescatarte de ese "monstruo" hermoso que es el Jardín. 
Inmóvil cual estatua me quede esperando que me contaran si tus lágrimas se habían secado, y mirando a mi alrededor me sentí acompañada no solo por mamas como yo sino también por papás con la imperiosa necesidad de saber como estaban nuestros pichones. Mirar esas caras de adultos maduros totalmente indefensos, sentirse vulnerable por algo tan simple y que nada tiene de nuevo, pensar que generación tras generación han concurrido al Jardín solo que hoy me toca vivirlo del otro lado y entender que todo esto es una etapa nueva y hermosa de crecimiento para vos, pero es algo nuevo y emotivo que me pasa a mi también. 
En este proceso que iniciamos cuando decidimos traerte a este mundo, comprendimos que no solo vos tenes cosas para aprender, para conocer y disfrutar, para sufrir, mirar y absorber. Cada día que vivo aprendo con vos algo nuevo, me sorprendo, me sonrió, también me enojo y me canso y busco renovar esas energías que pareces consumir y multiplicar instantáneamente en tu pequeño cuerpecito y que parecen agotarse y no ser renovables en el mio. 
A tu lado crezco como persona y mi corazón experimenta miles de nuevos sentimientos lindos y raros. Miedos que hay que procesar, aprender a vivir con ellos y saber agradecer tu salud y la posibilidad que tenemos de dar los pasos con armonía y tranquilidad, como un proceso hermoso que hoy no nos presenta complicaciones externas. 
Estoy ansiosa, ansiosa por saber como estuviste en tu día de Jardín, controlando la emoción de querer quedarme para esperarte y sabiendo que no debo ya que también es mi obligación adaptarme a tu nueva etapa. Cada día que pasa te veo mas grande, pero las lagrimas de hoy te volvieron de repente en mi hermoso bebe, en el que me llama "mamita", en el que llama a " su papito" y me abraza con dulzura y besos pegajosos antes de dormir o al levantarse. 
Adaptación le llaman al proceso que tenes que vivir para cambiar de entorno, de compañías, pero también es algo que tengo que aprender como mama, es tu espacio, tu lugar y debo entender que debo soltarte para que sientas que estoy ahí pero que también tengas la confianza para quedarte aunque no lo este realmente. 
Me siento emocionada y rara, y puedo oler, sentir y ver lo raro que te sentirás vos, mi pequeño enano envasado.
Ayer me contaste un cuento, me contaste un cuento vos a mi. Escuchaste una canción en el jardín y me la contaste como un cuento vos a mi. Cuanto mas me vas a enseñar y contar, solo deseo poder acompañarte y adaptarme a esta vida de mamá que tantas emociones mezcla en mi corazón.
Son tan ciertas las palabras que mil veces escuché: "Lo vas a entender cuando seas mamá".  Dios me bendijo con la maravilla mas estupenda del universo y estoy entendiendo que es lo mejor que pudo haberme pasado.
Vuela libre, vuela alto, vuela bajo, vuela raudo y vivaz, vuela observando o despacito pero jamas dejes de VOLAR.

Belén Perciavalle




jueves, 7 de marzo de 2013

Prioridades Sociales




PRIORIDAD del latín prior (“anterior”), la prioridad hace referencia a la anterioridad de algo respecto de otra cosa, ya que sea en tiempo o en orden. Aquel o aquello que tiene prioridad se encuentra primero en comparación con otras personas o cosas.

Si suponemos que todos entendemos el significado de la palabra Prioridad, lo que nos queda pensar es que los Argentinos tenemos un problema de interpretación gráfica es por eso que creo necesario analizar cada dibujo en profundidad. 


Persona con yeso y bastón:  se refiere a todos aquellos que tengan disminuida su capacidad física, por ejemplo no poder sostenerse por sus propios medios si en el caso de estar viajando en un colectivo el mismo frenara de golpe. 

Persona en silla de ruedas: es evidente que la persona en silla de ruedas no va a solicitar sentarse en el asiento del colectivo, pero seguramente necesite ocupar el espacio para ellos diseñados y porque no un poco de ayuda.

Persona con Bastón: se refiere a ancianos, el extremo superior en la escala de fragilidad. 

Persona con Panza: si bien el dibujo muestra un embarazo casi a término, se refiere a que las mujeres embarazadas en todo su periodo tienen prioridad para ocupar el asiento. No creo que sea necesario aclarar cuales son las consecuencias de cualquier golpe que ambos puedan sufrir, o porque no, el empujón de algún otro pasajero. 

Persona con niños: todavía veo gente que viaja con bebes/niños en los asientos delanteros de los autos, entonces porque tengo que pensar que este tipo de personas le cederían el asiento a una mama con uno o quizás mas niños en un colectivo. Esta claro que si viaja en colectivo, tren, subte con ellos es porque no puede pagar otro medio de transporte o no quiere. Tiene prioridad para ir sentada con los mismos en todo el trayecto del viaje. 

Creo que el cartel no hace referencia a personas cansadas, con sueño, leyendo o chequeando mails, las personas que tienen un problema grave en el cuello y siempre miran al piso tampoco están incluidas en este cartel. 

No esta bueno tener que pedir por favor que alguien le ceda un asiento a una embarazada con 8 meses de embarazo, pero peor es ver como dos personas debaten sobre a quien le corresponde dárselo y que la embarazada sea mirada como un bicho raro que molesta. 

La prioridad en el supermercado y la discusión eterna del que, sin tener prioridad, se enoja con el que ejerce el derecho es otro tema, porque habidas cuentas viajar en transporte público supone mayor riesgo que el tiempo incurrido en una cola de supermercado.

Creo que siempre esperamos que nos suceda a nosotros algo movilizador para cambiar nuestros comportamientos sociales, en el mientras tanto no deberíamos olvidar que todas podemos algún día estar embarazadas (o tener una mujer que lo este), ser ancianos  tener niños o alguna capacidad diferente. 

La convivencia no es solo de puertas adentro. Cuando un extraño te sonríe como agradecimiento ante un gesto poco común, quiere decir que algo esta mal.

Belén Perciavalle

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cambio de estación

No lograba recordar una mañana más otoñal que aquella que observaba desde su ventana. Las hojas en el suelo y las ramas vacías de los árboles los mostraban desnudos como desnuda sentía su alma.

El teléfono lo distrajo de sus vacilaciones. Si bien no estaba completamente lúcido, luego de una larga noche de sueño, reconoció la voz sintiendo un frío repentino que recorrió sus venas como si se encontrara desnudo en la calle.

Era la voz de una mujer. Una mujer que había imaginado como su compañera de vida, de caminos. Una de la que no sabía nada desde hacia dos años, cuando sin preaviso decidió salir de su vida. Habría querido poder expresar todas las emociones que lo invadieron de repente pero se sintió mudo.

Sin complicaciones, ni arrepentimiento alguno ella comenzó su monólogo sin considerar siquiera si su interlocutor tenía real interés en oír lo que ella pudiera llegar a decir.

Los motivos que años atrás los separaron fueron dejados a un lado por un breve lapso en el que él creyó poder darle una oportunidad y escuchar con atención. Ella lo había llamado para pedirle ayuda. Si bien la había odiado cuando ella decidió terminar con su proyecto en común, también la había amado con locura y fue en honor a esos sentimientos que comenzó a conectarse con su historia, aunque su mente continuara observando el paisaje que lo hipnotizaba con cada hoja de color que caía sobre la plaza.

Cuando se separaron muchas preguntas habían quedado sin responder pero al notar la angustia en su voz, creyó que no era necesario embarcarse en un reclamo continuo y sin sentido.

Ella había formado una familia y el hijo que alguna vez soñaron juntos, hoy era el hijo de otro. En la desesperación expresada, se evidenciaba algún momento de plena felicidad que había llegado a su fin, ella lo había perdido todo y creyó que en el podría encontrar el consuelo que tanto necesitaba.

Si bien deseaba escucharla, ayudarla y sentir verdadera pena por lo que ella estaba viviendo, un mar de sentimientos lo invadió y las palabras escuchadas pasaron a un segundo plano. Su mente comenzó a vagar, y mirando por su ventana volvió a centrar su atención en las hojas que caían de los árboles impulsadas por el viento. Cada hoja que caía lentamente comenzó a imaginarla como cada uno de los momentos que ellos habían compartido. Hojas marrones, moradas, amarrillas, iguales y distintas como las sensaciones que lo embargaban.

Continuó oyendo pero sin escuchar. Debatía sus pensamientos entre ayudar a alguien que amó pero que dejó en él una profunda y latente herida, o continuar con su día como si el teléfono nunca hubiera sonado. En ese momento se percató de que ella había dejado de hablar esperando una respuesta a una pregunta que él no había logrado entender.

Volvió a mirar el paisaje, le parecía el más hermoso que había visto en muchos días, en muchas mañanas de otoño. Ella continuaba en la línea esperando una respuesta. Los colores reflejaban tanto la muerte como la vida, el paso de uno a otro estado como algo común e inevitable. Comenzó a pensar en que cada recuerdo que tenía con ella estaba representado en cada pequeña hoja que abandonaba el árbol que bien podría ser su propio cuerpo. Ella necesitaba una respuesta y se lo hizo saber, pero aún así, él solamente lograba concentrarse en como la historia que juntos habían tenido se iba ocultando entre cada hoja caída hasta quedar oculta y como parte de una hojarasca de otoño que sabía mañana desaparecería dando lugar a una nueva estación. Pensó profundamente en esa nueva estación, la que él estaba esperando y en la que nunca consideró que ella podría ser protagonista. Luego de mirar hacia la calle por última vez, se volvió hacia su apartamento y sin expresar palabra alguna, cortó.

Belén Perciavalle

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Instantes diarios


He encontrado un extenso debate en internet sobre la autoría de esta prosa, sin importar de quien sean, hoy estas palabras forman parte de cadenas de mails, se imprimen y se pegan en la heladera o se leen de vez en cuando llamando la atención de aquellos que recuerdan pequeñas nimiedades de la vida a las que no le están prestando atención.
Personalmente, cuando lo leo pienso en la elección que hice hace unos años de vivir mi vida sin remordimietnos de lo que pude o no haber hecho, de no esperar que la muerte me mande una carta de pre aviso, como lo narra Saramago en las Intermitencias de la Muerte, para replantearme como he vivido. Busco vivir la vida intensamente porque a medida que pasa el tiempo tenemos la posibilidad de ir redifiniendo nuestras prioridades, temores, e inseguridades de modo de no esperar que algo triste, movilizante o traumático nos haga mirar atrás y surja la necesidad de balancear nuestras vidas.
Elijo hacer balances diarios para que, si hoy me tocara  saludar a mis angeles en persona, sea habiendo vivido una vida plena, en la cual haya dado todo el amor del que pudiera ser capaz y que cada persona que me sobreviva guarde en su alma el calor de mis palabras cada vez que les digo Te quiero.

"Si pudiera vivir nuevamente mi vida. En la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico. Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos. Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios. Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría. Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos. Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora. Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas; Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño. Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante. Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo". 

A veces pienso que "ría" tengo pendiente, y cuales son los miedos que me traban a hacer de ello una realidad mas que un condicional. Vos sabes que "rías" estan cerca tuyo y solo requieren un leve esfuerzo por hacerlos una realidad?

martes, 7 de septiembre de 2010

Desde el aire

El vuelo salió en horario, sentada en el asiento trece junto a la ventana procuro conciliar el sueño para que las nueve horas de navegación no sean más que una siesta tardía. Sin poder estirar mis piernas en el espacio de medio metro cuadrado en que me encuentro considero que hacer ante un posible insomnio. La lectura me marea, descarto ojear la revista que ofrece la empresa de viajes y que se encuentra casi pegada a mi rostro ya que el pasajero en el asiento que tengo enfrente no tiene problemas de sueño y ha reclinado su butaca haciendo mi estadía aun mas incómoda. Si hubiera decidido partir en el vuelo anterior estaría mirando una película, escuchando la voz de algún actor conocido en mis oídos, quizás miraría dos películas pero el disfrute de horas de playa valió más que la comodidad durante una decena de ellas en el aire.
Mi compañero más próximo al que no conozco aparenta ser una persona normal según los parámetros que utilizo para llegar a esta conclusión, solo me preocupa que su descansar sea tranquilo y sin ronquidos, aunque en este momento no escucho ni la voz de mis pensamiento, tapada por el ruido de los motores y un poco también por el embotamiento que me produce la presurización. Ya hemos pasado los momentos de turbulencia mínima posterior al despegue y estamos a la altura necesaria para el regreso directo a nuestros hogares, o por lo menos para mí porque yo regreso a casa, otros irán a trabajar, a visitar a un pariente enfermo o simplemente a vacacionar como hasta hace solo una hora lo estaba haciendo yo.
El cielo está oscuro pero cierta luminosidad me golpea desde el exterior a través de la pequeña ventana que se convierte en mi compañera y musa de un mar de pensamientos que se suceden a medida que las imágenes se concretan ante mis ojos.
No es la primera vez que viajo en avión pero si la primera que no puedo hacer de ese momento un trámite y siento la necesidad de ocupar mi tiempo en algo, sin tener con quien hablar mi mejor compañera seré yo misma.
Lo que veo es minúsculo y solo cuando la luz les da forma parecen ciudades, pueblos y rutas. Todo es tan pequeño. Los caminos son líneas trazadas para medir las distancias entre espacios poblados, una y otra vez todo comienza y termina de la misma manera. Todo lo que veo lo conozco, se cuales son las dimensiones y la profundidad que nos distancia pero desde mi perspectiva las personas son hormigas imperceptibles entre marañas de tierra, calles y luces. Desde la ventana de algún edificio un hombre pierde su mirada en el cielo y ve un avión atravesando el cielo, él pensará en mi solo como una pequeña hormiga viajando en otra dimensión.
Tomar distancia nos permite ver las cosas de otra manera, cuando manejo en mi auto puedo saber que estoy en tal pueblo o en tal calle porque los carteles me lo indican y los límites que los separan delimitan mi andar, desde el aire todo es abstracto pero igualmente perceptible desde los modelos mentales que nos enseñaron. Puedo distinguir un pequeño grupo de personas que han decidió vivir alejadas de las grandes ciudades, se puede ver la simetría de los lotes y ramificaciones de calles que se entrecruzan para marcar a la gente su camino o simplemente para dejarlas pasar.
Nunca dejé de observar aunque no pudiera ver. Los campos están apagados e imagino los seres que los habitan viviendo su vida en esa oscuridad para mi tan profunda y lejana. El neon brilla como las estrellas que me rodean. Siento que es tan perfecto como humano lo que veo, hemos logrado armarnos como sociedad y todo lo que hacemos busca ser parte del encastre necesario para que todo funcione. Tan perfecto es lo que veo como lo que atravieso, un cielo que nos permite introducirnos en él con nuestras máquinas queriendo siempre llegar más y más arriba. Queremos llegar a donde se supone que se esconde Dios para mirarnos. Sentado impasible en las nubes, como siempre lo imaginé, observa no solo lo perfecto de su creación sino también el quiebre que esos humanos, no tan perfectos y no tan a su imagen y semejanza, producen en todo lo que con tanta minuciosidad surgió de la varita mágica de ese gigante. Me pregunto como verá el gran creador lo que yo veo desde mi pequeño asiento en esta gran aeronave, porque si todo es cuestión de perspectiva para Dios esta no es más que un juguete en la palma de su mano. Viajo de un perfil de mi cerebro a otro, evalúo la perfección desde la matemática y desde las emociones veo todo como una gran obra maestra de un solo ser. Ahora puedo verla desde una posición que creo suya.
La gente con quienes comparto este viaje desconoce mis pensamientos y yo los de ellos pero todos juntos formamos parte de una gran red de movimientos y energías por la cual las sociedades evolucionan, me doy cuenta lo pequeña que soy y lo grande que creí que era.
En breve estaré tocando tierra nuevamente y yo, que veo en este momento todo con grandeza, pasaré a formar parte del hormiguero citadino que con tanta admiración reconozco perfecto desde el aire.
El aterrizaje me devuelve a la realidad. Todo comienza a moverse y todo indica que ya puedo bajarme de la nube en la que me encontraba sentada observando el mundo.
Al salir del aeropuerto tomo un taxi para que me lleve raudamente a mi casa. El tráfico no ha cambiado, la simetría existe pero de cerca todo parece desordenado y complejo. Le pido al chofer que busque una manera de salir de ese atolladero, todo lo que me pareció hermoso tan solo un instante atrás se vuelve superfluo y banal, quiero llegar y cruzar la puerta de mi nido pero las ramificaciones de las actividades de esta comunidad me lo impiden.
Desde el aire la abstracción gana terreno a lo concreto, desde el aire todo parece ideal, desde la butaca del taxi ya nada resulta tan placentero.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Detrás de las paredes


Desde muy pequeño, Salvador Amado, había fantaseado con la idea de descubrir, investigar y desnudar las tramas oscuras del delito. Cuarenta años más tarde, la malicia y la demencia van más allá de su capacidad científica, enfrentándolo quizás ante la más atroz de las perversiones humanas que él hubiera visto.
El primer llamado llegó temprano una mañana que hubiera sido una más de no ser por el caso que le había sido asignado.
“Tenemos un caso, desaparición de persona femenina, estoy en camino a Tres Sargentos 250, te espero en el lugar del hecho”, le indicó la voz tan imperturbable como conocida de su compañero.
Cuando ingresaron al apartamento nada indicaba que alguien hubiera ingresado por la fuerza. Fue el encargado del edificio quien notó extrañado la ausencia de María y decidió hacer la denuncia. Ella salía todas las mañanas a la misma hora y al momento de su llamado a la policía hacía cinco días que no la había visto salir ni volver.
El encargado les explicó que no muchos propietarios solían contarle sobre sus vidas pero María no era así. Ella era simpática y amable, le hubiera comunicado su decisión de hacer algún viaje repentino.
Siguiendo la rutina policiaca ambos detectives interrogaron a los vecinos. Debieron esperar, para ingresar a la propiedad, la llegada de un experto que lo hiciera sin perpetrar daños en la puerta. Una vez dentro, Salvador y su compañero encuentran un lugar moderno pero cálido al mismo tiempo, no existían señales de robo como tampoco de un ataque cuerpo a cuerpo.
María no se hallaba en el departamento aunque sí aparentaban encontrarse en su lugar todas aquellas pertenencias que un viajero podría necesitar consigo. Ambos policías tomaron un ambiente del departamento en búsqueda de cualquier elemento que les diera una pista, una guía para determinar frente a que tipo de caso se encontraban. Amado revisó el dormitorio, estaba limpio, sumamente limpio y tanta pulcritud le resulto extraña. No encontró cabellos muertos en el piso ni en la cama, no encontró manchas, defectos o imperfecciones en las paredes ni en los pocos muebles que amoblaban los diez metros cuadrados. Podía ocurrir que la muchacha desaparecida fuera obsesiva con la limpieza y con tantos días de encierro el departamento no se hubiera contaminado con la polución exterior, pero sentía que detrás de aquel cuidado algo oscuro lo observaba.
Ni él ni su compañero encontraron nada extraño. Nada que les permitiera hacer algún tipo de conjetura con respecto al caso. En la cocina, un antiguo teléfono colgado de la pared hablaba por si solo de la poca comunicación que Maria tenía con el mundo exterior, la ficha telefónica no podía ser testigo de las vibraciones de un llamado, el aparato estaba desconectado. Decidieron comprobar, ya en trabajo de escritorio, si la línea estaba en funcionamiento, con el fin de encontrar en el flujo de llamados algo que indicara que pudo haber pasado con la muchacha.
Se retiraron del apartamento con la idea de etiquetar el caso como desaparición hasta tanto no hubieran encontrado algo que indicara que Maria podía haber sido víctima del algún delito. Llevaron con ellos una vieja agenda encontrada en un cajón y la correspondencia que yacía debajo de la puerta de entrada, con ellos intentarían armar el cuadro de relaciones y así conocer a la persona buscada. Por el momento no sabían por donde comenzar la búsqueda.
En los días que pasaron no muchas personas preguntaron por María, podría decirse que únicamente aquel hombre necesitado de una sonrisa matutina pareció notar un agujero en su rutina. Los datos encontrados no sirvieron de mucho, cada llamado realizado los llevaba al pasado, nadie reconoció haber estado en contacto con ella en menos de un año. Solo quedaban esperanzas en la entrevista concertada con su jefe.
Pasan los días y no consiguen ponerse en contacto ni con María ni con nadie que la conociera, en su trabajo su ausencia no había llamado la atención, solía llegar tarde, sin avisar, y ausentarse sin dar muchas explicaciones por lo que su jefe no lamentó el abandono. Trabajaba en un bar, medio turno, solo obtuvieron de este hombre un teléfono, que ellos ya sabían que estaba deshabilitado y el nombre de un novio que Maria alguna vez nombró, pero no encontraron ningún Juan en la agenda ni en la correspondencia.
Cuando alguien desaparece y no hay parientes desesperados o amores abandonados, la pasión por el caso se desvanece, pero Salvador siente que debe cumplir con alguien, no con la fuerza para la cual trabaja, ni siquiera con la sociedad a la que protege sino con María. Una joven desaparece y por falta de información su caso queda relegado. Siente que alguien debería preocuparse, sentir su ausencia y decide volver al departamento para tratar de ver lo que no vio y de encontrar lo que no encontró.
Las habitaciones continuaban tan limpias como la primera vez. Revisó sin tropezar con algo que le pareciera importante. En la cocina, el teléfono llamó nuevamente su atención. Tomó el enchufe e intentó colocarlo en la ficha empotrada en la pared aunque sabiendo que no iba a poder usarlo. Para su sorpresa no logró hacerlo con facilidad, algo impedía que los pequeños hierros atravesaran los agujeros diseñados para tal fin.
Retiró el elemento y al mirarlo sintió un leve escalofrío. Los metales de cabeza redondeada no lucían tan grises como dos minutos antes sino que un tono rojizo los cubría en forma desprolija a la vez que un líquido del mismo tono comenzó a chorrearse por entre los orificios. El espasmo creció y se resistió ante la angustiosa sensación que lo invadía.
Pidió refuerzos al escuadrón forense de su departamento, muchos líquidos en descomposición podrían haber tomado ese color al hacer contacto con el oxígeno del ambiente.
Los técnicos picaron la pared bordeando la ficha de la cual emanaba el extraño líquido. El último golpe del cincel provocó el desborde, que cual telón rojo descubrió tras de sí una escena de terror nunca vista por el grupo.
Miraba atónito pero sin poder ver, este asesinato gritaba premeditación y una proximidad con María que en ninguna de las pesquisas sobre sus contactos lograron establecer.
Ella parecía un ángel aunque su rostro revelaba sufrimiento. Mientras los forenses tomaban el cuerpo inerte bañado en sangre de aquella princesa sin príncipe, el duro detective sintió como las palpitaciones de su corazón se aceleraban. Cuarenta años de profesión no lo habían preparado para lo que se descubría ante sus ojos. El asesino no era un ratero, no era un delincuente común como los que persigue a diario con el fin de proteger a su comunidad. Quien robó la vida de esta niña sola y desprotegida pertenece a un mundo desconocido al que sabe no logrará penetrar ya que permanece oculto tras las paredes mentales de anónimos y trastornados entes que cual vulgares ciudadanos pasan desapercibidos.

Belén Perciavalle